Las pausas en invierno.

      Viernes 17:35. He recibido la nota de despedida de mi madre.

      No he podido evitarlo antes. Después los temores afloran como en las primeras niñerías de lágrimas. El resto continuará con sus vidas, siempre las supe sesgadas de la gloria infinita que no me terminé de creer. Nunca fue mi culpa, el entorno me obligó, y me odio por ello.

     Me quedo horas pasmada ante las cunas en la planta de maternidad, madres palpables hay un momento de pausa, las enfermeras traen los cafés para sus jefes, salen a fumar, hoy no está la que me invita a cigarrillos, algo tan insignificante me hunde en miseria, —Luci, no se lo digas a tu padre—, querría fumar con ellas, querría llevar sus batas. La planta entera huele a musgo fresco, soy la única que lo siente.

     Huele a los vientres sesgados de las madres, huele a los llantos, huele a mi miedo. Subo rápida a mi habitación. Apago la luz y me pego al cristal, no puedo abrir la ventana. La ciudad arde silenciosa naftalina los coches y la gente, nadie alcanza verme aquí arriba, saludo perdiciones a los edificios, las ventanas de mi planta están cerradas por fuera, es imposible abrirlas, lo intenté en el atisbo de mi hambre, del hambre humeante y doloroso de los analgésicos intravenosos. Llevo tres venas rotas en cada brazo, por la parte contraria del codo, mi mayor entretenimiento es doblar y doblar el codo, presionando con dos dedos en la junta agrietada, siento la presión sangre caer y subir por hasta la mano, los dedos rojizo cosquilleo de amasijo de carne sin fuerza. Luego todo mi cuerpo se siente así, multiplico sentir deforme de músculos inservibles encerrados. Sé que sigue siendo pronto para marcharme, no espero salir de aquí. Tengo la única falta de libertad que tienen las salas de espera en los hospitales públicos. Cualquier desastre emocional sube por las escaleras de emergencia, los latidos parados, los huesos rotos, los espasmos, los accidentes de tráfico, las sirenas fluorescentes de ruido en medio de la noche, el ajetreo en urgencias; no limpiar mis oídos del pánico deambulo como un alma que casi muerta, redondeo en las esquinas con curiosidad, me asomo a las demás habitaciones, casi siempre bajo mi mirada al suelo, hablo con poca gente.

     Cuando hoy me desperté, las náuseas volvieron, mi desvalida intención de hacerlo otra vez me niegan rotundo de haberme equivocado, arrepentirse es la frontera simple y llana de voltear mis segundos hacia un lugar mejor, como al de equivocarse y no ser consciente de ello, o como tener la razón incluso para morir, y si es así, alimentar la rueda existencial, exista o no Dios, o algo que se le parezca, ese infinito crepuscular a las siete de la tarde de un viernes, encerrada en este limbo, a cincuenta metros sobre el suelo y dos pasos del paraíso.

      Los berridos de otro recién nacido se cuelan desde afuera. Huele a tabaco y café rancio, las chicas vuelven de su pausa.

Luci.

32 comentarios en “Las pausas en invierno.

  1. Lucí, me ha gustado,pero tengo una duda; al leerlo noto como si se perdiera el sentido de algunas frases porque faltaran algunas palabras. ¿Puede que sea un error al copiar y pegar o algo así? Disculpa si me equivoco, pero frases como la de la naftalina, ahí falta parece que falta algo.

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    1. Hola Israel, gracias por tu comentario, es algo que aturde mi cabecita… no escribo de manera lineal muchas veces, confío en formas de expresión libres… intento explicarme… la narración es para mí una aproximación a la no realidad de mi vida… esa es la sensación que tuve al ver la ciudad callada, el olor de la naftalina aparece y lo escribo, pero sin precisar de una conjunción, un verbo, o una frase… espero aclarar tus dudas… soy una ávida lectora de poesía, y la prosa poética me inunda con esas frases que pareciendo inacabadas son un reflejo de lo diario… Un abrazo.

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      1. Dudas aclaradas. Lo vuelvo a leer desde esa perspectiva: olvidarme un poco de las formas y centrarme en las sensaciones que me transmite.
        Y me parece bueno, muy bueno, una vez que me despojo de estándares y prejuicios.
        Pero voy a hacer algo más. Como veo que empiezas en wodrpress y todavía te lee poca gente, vamos a tratar de cambiar eso. Te reblogueo este texto en mi blog, con una breve presentación; puede que eso ayude a que te conozca mas gente. Si me aceptas un consejo, trátalos bien, contesta sus mensajes como has hecho conmigo y procura leer y comentar sus textos, ese quid pro quo es la base para que nos sigamos unos a otros y compartamos experiencias en esta pequeña red.
        Si necesitas ayuda, a tu disposición. Mucho ánimo, creo que tienes talento, y cuando eso sucede es casi una obligación desarrollarlo.

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      2. Uff no se qué decir… gracias es poco… la verdad es que llevaba mucho tiempo queriendo abrir un blog, demasiados años… pero por circunstancias, el retraso ha sido inevitable… ni idea de esta comunidad… me has alegrado el día. Un abrazo!

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      1. ¡Oído cocina! Entiendo y respeto tu punto de vista, pero si tienes intención de compartir lo que te apetezca, te advierto que: una imagen vale más que mil palabras y si algo se valora en cuestiones literarias es la presentación. No obstante, eres libre de exponerte como gustes.

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  2. Buenas!
    Leí una parte de un comentario de Israel y aunque ya parezca que esté todo aclarado (no leí todas las respuestas, soy así de vaga), y aunque no deba meter mi cabecita por medio, no puedo aguantarme; me encanta leer relatos de este estilo, en los que las formas se pierden, y es puro sentimiento lo que transmiten las palabras que se leen. Porque me imagino a quién escribe concentrada únicamente en expresar, en soltar de una vez lo que se lleva tan adentro. Así que enhorabuena por el escrito y por no caer en el error de corregir excesivamente, error que puede convertir un relato magnífico en algo normal.
    Leer esta entrada ha sido como escuchar música. Dejarse llevar sin más, que la vida ya pone demasiadas reglas, como para que te las impongas haciendo algo tan liberador como escribir.
    Por cierto, he cotilleado por encima algún que otro comentario dando consejos, que nunca están mal… pero tampoco está mal pasar de ellos. ¡Escribe! y que nadie interrumpa esa creación que es maravillosa.
    Digo yo de los consejos y acabo dando uno… en fin que sigas haciendo lo que te de la gana que para aprender hay tiempo, toda la vida… y el mayor aprendizaje está en la práctica 😉
    Saludos!!

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    1. Vaya comentario, te lo agradezco de verdad… sí… si es cuestión de aprender, hay que hacer caso a los comentarios… y más si estos son respetuosos y positivos… soy muy nueva en tener un blog y ni de lejos me imaginaba que existía esta comunidad… Tu manera de escribir me parece fantástica, ese impulso frenético, tienes fiera.

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      1. Muchas gracias! 🙂
        Espero que sigas por aquí, porque la comunidad es grande pero a mi gusto son pocas las personas que utilizan el blog para hacer algo realmente bueno, como adivino que harás tú, puesto que acabo de leer tu segundo escrito y es impresionante.

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  3. Hay algo en la forma en que escribís que hace que sienta cada palabra. Personalmente, no creo que sobre ni falte nada, porque si hay algo que he aprendido de grandes poetas es que no hay reglas para los sentimientos. Ni reglas, ni orden, ni plan. Me encantó, espero leer más cosas tuyas! Saludos!

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  4. Desde hace tiempo sigo alentando la forma de escribir libremente. Como habrás podido apreciar también lo hago en mi prosa de carácter poético. Considero que romper ciertas normas métricas en ello, se puede interpretar como un buen hacer.
    Un saludo codial

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